Ansiosexualidad: cuando pensar en sexo causa estrés

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Hay un problema de pareja que se está haciendo cada vez más común, dada la incertidumbre que caracteriza estos tiempos, pero del que muy pocos tienen información: se trata de la ansiosexualidad.

El orgasmo es delicioso, poderoso e incluso terapéutico. Nos encanta alcanzarlo por muchas razones, en especial por esa sensación de relajación y calma que genera luego de ese torbellino de hormonas y sangre corriendo por todo el cuerpo. El sexo suele ser un buen camino a la paz y tranquilidad, además de considerarse una manera efectiva de reducir el estrés del día. Sin embargo, no es así para todes. Hay personas que ven el sexo como el extremo opuesto.

Sí, aunque no lo creas, para algunxs, pensar en el acto sexual les produce ansiedad o estrés.

El ajetreo de sus rutinas puede quitar o reducir las ganas de tener relaciones sexuales. Y, sentir que tienen la obligación de tener relaciones sexuales con su pareja, puede producir un bloqueo realmente fuerte. 

Estas personas se conocen como ansiosexuales.

Que este problema nazca es más fácil de lo que se piensa. Sólo hace falta que ocurra una vez para que las relaciones sexuales se asocien con las emociones y la respuesta corporal se vuelva a repetir en el futuro de manera automática, creando así un ciclo. Entonces, al recordar esa mala experiencia, se desarrolla una ansiedad anticipatoria que induce al bloqueo ante la mera idea de tener sexo.

Una vez más vemos cuán poderoso es nuestro cerebro. Lxs que hemxs experimentado ataques de pánico en algún momento de nuestras vidas, sabemos. Cualquier cosita, de la nada, te hace un “trigger” y se activa la pendejá. 

Las ansiosexualidad se relaciona con quienes no logran separar su estrés para darle rienda suelta a su deseo. Contrario a ello, al intentar minimizarlo, centran toda su atención en los pensamientos negativos. De esta manera, las personas no logran gestionar la incertidumbre o pensar en otra cosa ni siquiera cuando están con sus parejas, y esto puede pasar factura incluso a las relaciones más estables.

Los ansiosexuales podrían evitar hasta los besos, caricias o cualquier muestra de cariño que pueda hacerles creer que están a punto de ir más allá. Así, rechazan el contacto físico porque anticipan que esos gestos pueden terminar en la cama.

Hay casos en los que el sexo y el estrés llevan toda una vida compenetrándose. La falta de autoestima y una educación sexual pobre pueden hacer que las personas sientan que tener sexo con su pareja no es algo natural o que debe ser de una forma tradicional. Lo mismo puede suceder con los tabúes o cuando no han vivido el proceso de descubrir su cuerpo.

También pasa que las personas dejan el sexo en segundo plano porque, a pesar de sentir ganas, la ansiedad sigue siendo muy intensa. Debido a ello, ven las relaciones sexuales como un trance y no como algo que su cuerpo les pide. Además, en muchas ocasiones, el bajo deseo o inapetencia sexual y el desinterés por lo erótico están ligados a otro tipo de complicaciones en otras áreas de la vida.

Algunxs sexólogxs dicen que cada vez aparecen más hombres en sus consultorios sufriendo este problema. Ellxs alegan que sucede con frecuencia que un hombre tiene una pareja estable y, repentinamente, siente que su respuesta sexual no es igual. En este sentido, explican que la causa de fondo suele ser la autoestima, ya que los hombres tienden a centrar su atención en su pene mucho más que en su pareja o a disfrutar, por lo que llegan las dificultades de erección.

¡Pero, calma pueblo! Esto no tiene por qué ser eterno.

Como mencioné, los motivos detrás de la ansiosexualidad suelen ser muy diversos, pero siempre crean el mismo círculo vicioso. No obstante, hay buenas noticias: es totalmente posible salir de ahí. Cada caso es particular, pero el primer paso suele ser aprender a controlar el estrés y la ansiedad a través del manejo de los factores que lo provocan.

Luego de descubrir cómo lidiar con todas las emociones negativas y los elementos estresantes o abrumadores, las personas reconstruyen su repertorio erótico y, en la mayoría de los casos, acuden a terapia de pareja. También se replantean los mitos y tabús derivados de una educación sexual deficiente.

Pero pues, al ser humano se le hace más fácil tener sexo que hablarlo, lamentablemente.

 

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