Qué rico es el chorro

capela love

Trabajo mínimo 50 horas a la semana. Salgo temprano del apartamento y llego en la noche. Y en esas largas horas de hacer algo por la patria, siempre se cuelan las ganas de tener un buen orgasmo. Pero pensar en buscar a alguien que le meta bien al foreplay, me da una flojera increíble. 

Así que cuando llego a casa, corro a la ducha para bañarme... y masturbarme con el chorro hasta llegar al climax yo solita. 

Porque yo soy mi mejor amante.

Así de sencillo. Friendo y comiendo. Sin hablar con nadie, sin tener que complacer a alguien sexualmente. Porque hay días que lo que quiero es estar esnúa en casa y masturbarme cada vez que me entran ganas.

Con o sin porno, me meto en la ducha, estiro la manguera  y apunto el chorro donde muchos amantes no han sabido apuntar. Aunque tengo vibradores y dildos, este es como el vibrador casero que me deja moderar la intensidad del agua y así, pasito a pasito, suave suavecito, lo voy adaptando al tipo de orgasmo que quiero.

Dependiendo de la potencia del chorro me imagino que es la lengua de mi jevo o un chipihammer rompiendo acera o el chorro de la piscina. (Amiga, tranquila, no eras la única niña bellaca en los pool parties)

Este ritual, además de bajarme el estrés, me ha ayudado a tener orgasmos más largos y hasta multiples de cantazo. Así que, amiga, ¡deja que te venga el chorrooooooo!

 

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