Él era un huevo sin sal y yo necesitaba un buen sofrito

capela love

Por: colaboradora invitada

Tuve un novio que adoraba pero no era muy bueno en el sexo. Un sinnúmero de buenas cualidades pero ugh! chichar no era una de ellas. Sabor de vainilla. Mantecado de dieta. Era un huevo con una pizca de sal mientras que mi cuerpo pedía un buen sofrito.

Yo estaba bien enamorada y no me atrevía a decirle nada. No sabía ni cómo sacarle el tema. Imagínate, nada más pensar en decirle que no me hacía venir me daba estrés. Tenía algo de miedo o evitaba herirlo, creo yo.

Él, macho al fin, cuando se venía se acababa todo y esta que está aquí, terminaba como la del artículo de qué rico es el chorro. Entonces, practicaba mi rutina después del sexo: me paraba de la cama, me metía en el baño disque a limpiarme y yo misma me sacaba el orgasmo.

Así fue el 70% de las veces. Duramos varios años. Nunca se las pegué y creo que nunca supo si me venía o no. 

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